La Voz De Todos

La Voz De Todos 26 septiembre, 2019

Por Ayelen Lambert

“¿Quién quiere ver el culo de Jimena Barón esta noche? Ella lo va a mostrar sin ningún problema”. Así, Andrés Manzur presentaba el show de Jimena el pasado sábado en Villa Carlos Paz.

 

Jimena Barón: actriz y cantante argentina, “con un culo que hace delirar a todos” diría el machito de Andrés. La piba, que se enteró posteriormente de la forma en que anunciaban su llegada, respondió haciendo un video en el que empezó empoderada como siempre, pero terminó explicando que mostrar el culo no la hace ni mala madre, ni mala mujer; y que de última, no está metiéndole el culo en la cara a nadie.

Comparto su indignación al tener que discutir estos temas en pleno 2019. Y me hago la misma pregunta que ella: ¿se habló del culo de todas las personas que estuvieron antes y después que ella?

Acá releo lo que voy escribiendo, y lo que me baja soberanamente la inspiración es saber que alguien que en este preciso momento está leyendo, está pensando: “y bueno, si le gusta mostrar el culo que se la banque”. Siglos, y no exagero, siglos usando el cuerpo de las mujeres para “autosatisfacerse” (re mil usaría otra palabra acá, pero no da), poniéndonos en un lugar de pasividad, de sumisión. Porque mostrar el culo está bien, siempre que sea para placer de otro. Si es por propia elección, porque se nos canta el ort* (valga la analogía), porque nos encanta el cuerpo que tenemos y nos amamos así, es un papelón. Ahí sí, despotrican los socio-moralistas que después se encierran en el baño a buscar porno en Internet.

 

La de veces que escuché decir que amar nuestro cuerpo es “respetarlo” y no exhibirlo, y que si nos andamos mostrando no esperemos que las demás personas nos respeten. Asco de argumento que encubre la lógica patriarcal que siempre justifica toda clase de violencia hacia las mujeres. Porque sepan que nos acosan sexualmente y nos violan sistemáticamente desde antes de que se pueda mostrar el culo por Instagram.

 

Cómo pesa en este sistema tan instituido y tan arraigado (y tan arcaico) la soberanía que tenemos, al punto tal de tener que explicar que mostrar lo que queremos no nos hace malas personas (ni buenas), porque no depende de eso. ¿De cuántos tipos se espera que salgan a defender su posición tan sólo por mostrar una parte de su cuerpo? Y está bien, eh. No esperábamos eso.

El pecado de Jimena no es (solamente) mostrar el culo. El pecado de ella es sentirse con la libertad de hacerlo, y encima sentirse autorizada a levantar su voz, porque sabe que muchas pibas la escuchan. El pecado peor, es que se tiene confianza. Que recorre los medios hablando de cosas de las que las mujeres “no pueden hablar”.

 

2019 y el goce sexual femenino se sigue vinculando a ser puta, mientras que uno de los principales motores de dinero sucio que circula en nuestro país es a causa de los prostíbulos clandestinos, y mientras tenemos compañeras desaparecidas por trata. Sí. Hay mujeres que son secuestradas para ser literalmente obligadas a tener sexo, y a eso le llaman prostitución: a la violación paga.

 

La mina que disfruta del sexo: puta.

La que se viste con ropa que te incomoda: puta.

La que está con quien se le da la gana: puta.

La que muestra el culo por redes sociales: puta.

A todas, o a casi todas, me animo a arriesgar, alguna vez nos dijeron eso. Por hache o por be. Puta por esto, por aquello, y por aquello también. Por hacer todo lo que a un tipo lo convierte en Don Juan, en ganador.

2019 y hay que seguir pidiendo permiso para abrirnos paso. Como si alguna vez nos hubiera funcionado, por favor.

 

Si no te gusta, nadie dice que estás mal. No te saques fotos en culo, y no las difundas. Nadie va a obligarte (esperemos). Pero por favor, dejemos de pensar que a una la define ser de ésta o de aquella forma. No podemos reducir la vida, la trayectoria, la experiencia, la formación, la historia personal, a un culo. Somos mucho más que eso, y capaz lo que jode tanto, es que por fin, lo hayamos entendido.

Ni mostrar el culo, ni nada con lo que no estés de acuerdo, justifica bajo ningún punto de vista la cosificación, y muchísimo menos, la violencia.

Por Ayelen Lambert. (Acompañante terapéutico

y estudiante de la Lic. en Psicología

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