La Voz De Todos

La Voz De Todos 3 diciembre, 2019

Por Ayelen Lambert.

¿Qué es el amor? En las últimas semanas me encontré preguntándome acerca de eso. ¿Se lo preguntaron alguna vez? ¿Se lo pudieron responder?

 

Amor… Por lo general está muy relacionado con las parejas, el noviazgo, el matrimonio; y se limita a eso. Cuando mucho, se hace extensivo a algún que otro vínculo familiar, pero muere ahí. Poco se habla de otros tipos de amores, como si no se lo tuviera en cuenta, o como si no nos importara.

 

En general, me parece que hablamos bastante poco de los sentimientos y las emociones, tan pero tan poco, que cuando menos queremos acordar, éstos nos llevan puestos, y se expresa en nuestro cuerpo lo que no podemos contar.

 

No es importante (quizá) que podamos definir qué es el amor. A lo mejor cada quien tenga su parecer, y no sería posible arribar a una definición única. Qué va… es importante que nos hagamos un lugar para pensar cómo vivimos el amor, con quién/es, de qué manera.
¿Qué cosas hacen ustedes con amor? ¿Y por amor?

 

 

Tal vez lo más característico de la adultez, sea que la rutina nos pasa por encima, y nos olvidamos de “esos pequeños detalles”, que al final son lo más importante de la vida. ¿Alguna vez se pusieron a pensar que lo único que nos llevamos para siempre, son las cosas que vivimos, que sentimos, que quisimos? Y que todo lo demás, al final, capaz no había sido para tanto.

 

Es muy fuerte crecer. Me juego a que pocas veces habían pensado en eso. Cuando uno es niño, niña, el mundo es distinto. Ojalá podríamos preservar algo de esa forma de ver la vida, aunque no creo que sea nada sencillo hacerlo. Con el tiempo, las responsabilidades, las expectativas de los demás, lo vamos perdiendo. Tanto, que suele ser una crítica decir “es demasiado infantil”. Ojalá nuestra forma de sentir y demostrar amor, fuera aunque sea un poquito más infantil; ojalá.

 

Reflexionando sobre esto, se me ocurrió preguntarle a algunas niñas y niños, qué es el amor para ellos, y para que entiendan de qué les hablo, a continuación les voy a contar lo que me respondieron –los nombres no son los reales, por supuesto-:

 

Pilar (5 años): “pasear con mi mejor amiga, que papá me haga la leche a la mañana y me ayude a cepillarme los dientes. El chocolate es amor y que mamá me haga dos trenzas y no me corte el pelo”.

Selena (7 años): “es amor. Amistad. No sé si es eso, pero bueno. También es vida, es cuando uno quiere a sus seres queridos, cuando te quieren, cuando te abrazan, cuando te dan besos, y eso…”.

 

Keila (7 años): “el amor es lindo. Es cuando nos damos besos y hacemos cosquillas”.

 

Marcos (9 años): “el amor es cuidar, dar cariño, el amor es mi mamá cuando va a las reuniones con la seño o a los actos, o cuando me da el ibuprofeno a la madrugada. De amor de novio todavía no sé nada”.

 

Micaela (7 años): “el amor es sentirse bien, es cuando te preocupa alguien es el Cebolla (su perro) y su felicidad cuando llego de algún lugar. Es ser feliz”.

 

En esas pequeñas cosas (no tan pequeñas) las infancias encuentran muestras de afecto, de amor. Imagínense por un segundo nada más, que hermoso sería el mundo si pudiéramos apreciarlo de esta forma, con esos ojitos que suelen mirar con ilusión y esperanza. ¡Qué pena saber que los años nos van robando algo de todo eso! Qué lindos recuerdos puede traernos pensar en todo lo que sentíamos de pequeños, de pequeñas. Cuando nada era imposible, y otra persona tomaba las decisiones más difíciles en nuestro lugar.

 

Cuando nos dormíamos pensando a qué íbamos a jugar al otro día o a la casa de qué familiar íbamos a ir a pasear.

 

Ojalá la vida nos demuestre que estamos a tiempo de hacer con ella, otra cosa; ojalá el brillo en la mirada que alguna vez supimos tener, siga ahí, y podamos recuperarlo, para reír como niños, para soñar como niños, para amar como niños. Ojalá nunca tengamos la crueldad, como adultos responsables, de opacarle la ilusión a un gurisito, porque ese es un viaje de ida… aunque a veces estamos tan absortos en la rutina, que nos olvidamos de su fragilidad, y sobre todo, nos olvidamos que en realidad, son los que más tienen para enseñarnos. No nos neguemos a aprender…

 

Ayelen Lambert Acompañante terapéutico y  Tesista de la Lic. en Psicología

Contacto: [email protected]