La Voz De Todos

La Voz De Todos 4 noviembre, 2019

Por Ayelen Lambert.

Para estas alturas usted seguramente ya conoce a Brian y su historia.
Brian es un pibe de Moreno, que fue presidente de mesa en la pasada jornada electoral del domingo 27. Brian es morocho, y ese día llevaba puesta su gorra; las burlas y las gastadas no tardaron absolutamente nada en aparecer, y eran más o menos así: “si votas en Moreno no lleves cosas de valor”.

 

La verdad que en reiteradas oportunidades se hicieron duras críticas sobre este accionar (que no entiendo qué es lo que tiene de gracioso) y no sé si sirva de algo escribir al respecto. Pero desde que conocí el caso, más la enorme difusión que tuvo, no puedo sacarme de la cabeza no sólo a Brian, sino a todas las pibas y los pibes que son no sólo discriminados sino también criminalizados por “portación de cara”.

 

Parece mentira, realmente, que estemos en este nivel, teniendo que explicar que la ropa, la forma de usarla, los accesorios, el color de piel o la entonación de la voz, no hacen a una persona criminal, y en todo caso, parece mentira también que siga rompiendo las pelotas sólo el chorro que es pobre, y no el verdadero ladrón, que afana sentado detrás de un escritorio.
Me da vergüenza. Que haya argentinas y argentinos que compartieron y difundieron la imagen de este pibe burlándose de él, me da vergüenza.

 

Seguimos manejándonos con esa lógica asquerosa que al final recubre los discursos de siempre, “que el pobre, es pobre porque quiere”, “que agarre la pala”, “que no voy a mantener vagos”, y todas esas cosas que se dicen desde arriba, parados en los privilegios, mirando para abajo, al resto.

 

Somos tan tontos, que seguimos pensando que todo lo que tenemos nos lo ganamos por esfuerzo propio, seguimos rezándole al versito de la meritocracia, que al final lo único que hace es desligar de responsabilidades al sistema, haciéndonos sentir omnipotentes (o impotentes); y de verdad, no consideramos que hay otra gente que desde el momento mismo en que nace, tiene una enorme diferencia de oportunidades.

 

Nos caen piolas las personas preferentemente blanquitas, si son de ojos claros mejor, y que sea gente “prolija”, que no se vista mal, que no use gorra, ni tenga el cuerpo lleno de tatuajes, que no sea morochito, por favor, morochito y pobre, porque sí, hay gente que te dice “es medio negrito pero viene de una familia bien”. Fíjense, de nuevo, “que no se vista mal”, porque vieron como es, “hay formas y formas”.

 

Los pobres de Argentina (porque e Argentina hay pobres, no sé si usted sabía) no están destinados a puestos importantes o de poder, entonces, aunque se gasten todo el oxígeno del planeta mandándolos a laburar, a agarrar una pala, cuando los ven ocupando los lugares que ustedes no esperaban, que no son los lugares habituales, ni los que están habilitados para los pobres, les revienta la cabeza, y les queda la única y miserable salida de burlarse, porque no les da para más.

 

Decirle a los pobres que agarren la pala, es decirles que ese es el tipo de laburo que se merecen, solamente, no por despreciar a quienes realmente se ganan la vida trabajando con una pala, pero sí despreciando el estereotipo de lo que puede y no puede hacer un pobre: puede tener un trabajo cuasi esclavizado, pero no puede ser presidente de mesa, porque ese es un laburo para la gente blanca, de clase media.

 

No sé ustedes. Yo estoy un poco cansada de estos estereotipos que parecían tan lejanos, pero no. Están ahí, eh. Operando. Están ahí, al acecho. Están.

 

No vaya a ser que después los pobres se sientan con la dignidad de vivir en igualdad de condiciones que “el resto”, y pretendan las mismas oportunidades. No vaya a ser que al final se den cuenta de que en el fondo, los pobres, los realmente pobres, son aquellas personas capaces de juzgar a alguien por como luce, por lo que tiene, por lo que no tiene, por lo que hace, o lo que deja de hacer.

 

Me pongo en modo optimista: un día, algún día, todo esto será sólo parte de la historia, y las generaciones posteriores ni siquiera van a poder creer que alguna vez hubo alguien (un montón de gente), que se burló de un pibe porque llevaba visera en un histórico día de elección.

 

Ayelen Lambert Acompañante terapéutico y estudiante de la Lic. en Psicología Contacto: [email protected]